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rancisco Serrao, Portugal
Teniendo en cuenta su destino, es una de las claves de la aventura de Magallanes.
Después de su salida de Malaca, y de su compañero de armas (según S. Sweig, su primo
según otras personas) va con dos capitanes hacia islas legendarias.
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l viaje
La civilización aún no entrò en estas regiones alejadas. Desnuda y pacÃfica, la población vive en estado
de naturaleza, ignora aún el dinero, y no corre después de la ganancia. Para algunas campanillas y pulseras,
estos ingenuos insulares traen las especias por quintales, y a partir de las dos primeras islas, Banda y
Amboïna, los Portugueses llenaron su bâteaux a plenos bordo. Impacientes de poner el cargamiento en seguridad,
el almirante Abreu decide volver a entrar rapidamente a Malaca.
La rapacidad de los Portugueses quizá les impulsaron a cargar excesivamente sus buques. Uno de ellos, el que
controla el capitán Serrao, se rompiò contra un arrecife. Sus hombres consiguieron salvarle la vida. Yerran
en primer lugar sobre una isla desconocida y desértica, luego Serrao llega a apoderarse de una chalupa de piratas,
sobre la cual dan la vuelta a Amboïna. AllÃ, el jefe de los indigenos acoge a los naufragios con la misma buena
gracia que cuando habÃan venido como grandes señores y les ofreciò la hospitalidad, dicen los informes.
Aseguramente el deber de Serrao exigirÃo que se uniera sin demora a su almirante en una de las numerosas jonques
que iban hacia Malaca. Pero el encantamiento de este Eden, la tibieza balsámica del clima debilitaron
considerablemente el sentimiento de disciplina militar. [...] ( Stephan Sweig)
a renuncia
Serrao decide vivir allì.
Los dos hombres, Magallanes y Serrao, permanecieron mucho tiempo en contacto. Y Serrao le presionaba dejar
la vieja Europa ingrata. Se encontró una frase lacónica en una carta de Magallanes, según la cual se lo
incorporarÃa "si no es por el camino habitual de los Portugueses (la ruta del Este de Vasco de Gama),
al menos por otra vÃa".
S.Sweig, Magellan, p.57, 58.
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